Para entender cómo piensan los rusos, o cómo deben pensar, basta con mirar la televisión rusa. Uno de los principales programas es el del presentador Vladimir Solovyov. Cuando el debate en el estudio se enciende, se puede asistir a conversaciones de este tipo.
El presentador: “Lavrov le había dicho (a la OTAN) que esto llevaría a la Tercera Guerra Mundial, pero prefieren jugar a lo grande… Son unos bastardos sin moral”.
La periodista Margarita Simonyan: “Todo terminará con un ataque nuclear. Para mí es el resultado más probable. Esto, por un lado, me horroriza, pero por otro lado tengo la conciencia de que es lo que es”.
Solovyov: “Pero nosotros iremos al cielo, mientras ellos simplemente graznan”.
Concluye la periodista tratando de tranquilizar al público: “Además, todos moriremos algún día”.
La propaganda está en manos de personajes como Solovyov, multimillonarios que siguen fielmente la doctrina del jefe y no tienen miedo de aventurarse en explicaciones absurdas o ilógicas. Lo importante es convencer a los espectadores (son programas que se emiten en horas punta) y, sobre todo, invitar a quienes no están en desacuerdo. Todo el mundo habla de la “operación militar especial”, por lo que en Rusia llaman a la guerra y no se sabe por qué.
Ayer se emitió otro apasionante debate en “Sesenta minutos”. Como siempre hablan de nuclear, alguien se ha aventurado en predicciones técnicas. “Se tarda 106 segundos para golpear Berlín, 200 segundos para golpear París y 202 para Londres”. En resumen, si se lanzan misiles Sarmat desde Kaliningrado en poco más de tres minutos, se acabará el mundo. Nadie ha opinado, de hecho han añadido, solo para disipar la duda: “No habría supervivientes”.
Como afirma otra periodista, Olga Skabeeva, sobre el rearme de la OTAN: “Es la demostración de que esta es realmente la tercera guerra mundial, ya no solo una operación especial, con cuarenta países contra nosotros. Han declarado la guerra”. Por lo tanto, es importante prepararse, a juicio de los analistas rusos. “Todos vamos a morir algún día”.
