Betis es corazón y sentimiento, lo saben incluso en los rincones más remotos del planeta. Pero lo que está sucediendo en estos días corre el riesgo de ser el apeoteosis de esta pasión: nadie quiere ser cedido. Todos quieren quedarse. Primero el caso de Bellerin, que hace todo lo posible para volver a su casa y rechaza a los mejores clubes de Europa para volver a jugar en Benito Villamarín, luego Álex Moreno, seguro de partir con destino Nottingham Forest, luego reflexiona y dice: ¿Por qué ir a Inglaterra?, aquí estoy bien, en un gran equipo y en una ciudad maravillosa, me quedo.
Y ayer, cuando todos titulamos “Marc Bartra se va a Turquía” porque se habían acordado los clubes y también el jugador había dicho sí a una oferta irrenunciable, el (posible) giro de los acontecimientos.
Si Marc se queda no se sabe todavía, al menos en estas horas, pero seguro que ha habido un cambio de opinión si a dos días del partido con el Elche Bartra se ha entrenado con los compañeros y todavía no se ha oficializado el traspaso. Por otra parte, una cesión, la de la central defensiva, “obligada” – a cinco millones de euros – porque el Betis debe oficializar las otras compras y la UEFA ha hecho la cosa (topes salariales etc.) muy difícil.
Todos quieren quedarse aquí. Se comprende bien el motivo y es bueno subrayar que un grupo tan cohesionado tiene una fuerza más que la técnica y táctica, es decir, la pertenencia, que puede llevar al equipo a metas muy importantes.