La vía más rápida para no depender del gas ruso, al menos en parte, es un proyecto que afecta a los seis regasificadores españoles y convence a todos. El canciller alemán Olaf Scholz presiona para conectar, a través de una nueva infraestructura que se construiría en nueve meses, España y Alemania que, a diferencia del país ibérico, Francia e Italia, no tiene terminales para la importación de gnl.
Y así el Midcat, “abandonado” hace tres años, vuelve a estar de moda. Portugal también está de acuerdo: “Alemania puede contar al 100% con el compromiso de Portugal en la construcción de un gasoducto… Hoy gas, mañana hidrógeno verde”.
El precio del gas casi se ha multiplicado por diez con respecto a antes del conflicto entre Rusia y Ucrania, y para no depender de las pretensiones de Putin, este podría ser el camino correcto, como también cree Bruselas. A la cabeza del cambio energético, el grupo español Enagas y la italiana Snam, que también están estudiando la realización de un gasoducto que desde Barcelona llegue a Italia, a Liguria.