Al final, se ha cumplito el deseo de casi todos nosotros de poder jugar una nueva temporada con un equipo que el año pasado hizo soñar. Me lo ha dicho también el amigo y gran betico Gary Alonso, en La Esquina donde tomo el café por la mañana: “¡Nadie tiene que irse! ¡Es una orden!”. Con las inscripciones de Willian José, Luiz Felipe y Luiz Henrique el Betis es más fuerte que nunca.
Mantuvo sus campeones, tuvo el mérito de no cederlos por cifras que no respetaban su valor. Era un mercado extraño, en el que todos querían, pero nadie estaba dispuesto a pagar. Y así las joyas de la casa como Guido Rodríguez (que ayer “cantó” un himno de amor en el Betis), fundamental pivote de mediocampo, o Nabil Fekir, genio e invenciones que pueden cambiar el partido de un momento a otro, harán disfrutar a los aficionados por más tiempo.
También renovó a William Carvalho hasta 2026 y eso también es una buena noticia. Loren se ha quedado y así puede demostrar que si hay necesidad de un recambio de calidad él siempre está ahí. Un equipo, el Betis, que cedió solo dos jugadores que podían ser útiles: Bellerin – nada fue posible para devolverlo a Sevilla, a pesar de su voluntad – hoy jugador del Barcelona, y Bartra, pasado a los turcos del Trabzonspor. El mínimo.
Un equipo que había encantado durante toda una temporada, la pasada, merecía ser conservada en bloque. Ya está hecho. Ahora el desafío de mañana para el liderato con el Real Madrid se hace muy interesante. El ambiente es tranquilo, ¿por qué no pensar en el golpe que asustaría a todos?