“Los referéndum en Donbass son de gran importancia no solo para la protección sistémica de los residentes de la República de Lugansk y Donetsk y otros territorios liberados, sino también para el restablecimiento de la justicia histórica”. Dmitri Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, lo ha dicho claro y redondo. Los referéndum sobre la anexión de Donbass a Rusia y en la parte del territorio ocupado por los rusos de la región ucraniana de Zaporizhzhia, anunciados hoy y que tendrán lugar el próximo viernes, no ponen todos de acuerdo.
La Bolsa de Moscú se desplomó rápidamente en un 10% (caída que luego se estabilizó en un 8%). Las dificultades sobre el terreno de los rusos, el apoyo siempre menos decidido de China, la petición de un alto el fuego incluso por gigantes-amigos como Turquía y la India, podrían hacer el resto.
En resumen, Rusia da señales amenazadoras al mundo, incluso con la aprobación de enmiendas al código penal que refuerzan las penas, como las penas a los renegados (hasta diez años de prisión), por parte de la Duma, justo cuando las dificultades militares y de cohesión interna parecen mayores. “Chantaje ingenuo con amenazas e historias de terror… Así se ve el miedo a la derrota” tuitean en respuesta desde Kiev.