En las próximas horas, el ex tenista alemán Boris Becker, de 54 años, estará en casa. Después de haber sido condenado por el inglés Southwak Crown Court a dos años y medio de prisión por bancarrota fraudulenta (deudas de más de 60 millones de euros, lo declararon culpable de 24 delitos) y haber cumplido nueve meses en la prisión de Huntercombe, le espera muchos meses en libertad condicional en Alemania.
Una vida de excesos, la del famoso comentarista de televisión y ex entrenador de Djokovic, especialmente en los gastos, lo llevó derecho ante los jueces del Reino Unido, que no tuvieron piedad de él. Todo se puede hacer y decir en Londres, excepto mentir a Hacienda.
Su abogado, Oliver Moser, informó hace algún tiempo al periódico alemán “Bild” que tras las rejas, a la espera de ser transferido, enseñó yoga y fitness a sus compañeros de celda. Siendo un atleta, también le pidieron asesoramiento sobre cómo alimentarse mejor. Becker ganó el primer Wimbledon a los 17 años y fue número uno en 1991. Los divorcios “multimillonarios” que tuvo que enfrentar lo llevaron hasta aquí.