Todo comenzó con el Brexit, aunque pocos pensaron que se producirían fuertes protestas en las calles y huelgas en todos los sectores. Medio millón de trabajadores, en Londres y otras ciudades, han pedido aumentos salariales. Las imágenes – desde que el primer ministro Rishi Sunak comenzó a “cortar” – parecen las de finales de los años setenta, cuando protestas y enfrentamientos favorecieron el ascenso de la Dama de Hierro, Margaret Thatcher.
Los que gritan para defender sus derechos son los empleados del sector sanitario y postal, trabajadores del transporte público, bomberos: en su mayoría estatales que ganan poco, muy poco después del salto de la inflación y los costos aumentaron en el post-Brexit. El Fondo Monetario Internacional ha “predicho” una recesión inminente en el Reino Unido para el año en curso (menos 0,6%), el único país del G20 que sufrirá una contracción del PIB.
Los británicos han perdido su brillo y productividad y más de un observador internacional se pregunta hoy si Gran Bretaña sigue siendo un top player. Las plazas están pidiendo y todavía no hay una respuesta económica estructural. “Now war is declared and battle come down/ London calling to the underworld/ Come out of the cupboard, you boys and girls…”. Lo cantó el grupo The Clash en 1979: “Ahora se declara la guerra y la batalla cae/ Londres llama al inframundo/ Fuera del armario, niños y niñas”. El clima es el de hace cincuenta años.