“Espero que el Papa Francisco confíe en mí”. Pero el billete de ida para la diócesis natal de Friburgo sabe mucho de rechazo para el arzobispo Georg Gaenswein, ex prefecto de la Casa Pontificia, el brazo derecho del Papa Ratzinger.
En un mes, el hombre de 66 años, informado hace unos días durante una audiencia privada, volverá a Alemania para siempre. Algunas declaraciones públicas y entrevistas televisivas son inoportunas, según el Pontífice. Una historia conocida también fuera del Vaticano por el libro “Nada más que la verdad”, escrito a cuatro manos con el vaticanista Saverio Gaeta, y publicado inmediatamente después de la muerte del Papa emérito, en el que los ataques a Bergoglio son claros.
He aquí un fragmento revelador cuando el Papa Francisco le comunicó que se ocupara exclusivamente de Benedicto XVI: “Quedé sorprendido y sin palabras. Cuando traté de replicar, diciéndole que lo hacía desde hacía siete años, por lo que podía continuar también para el futuro, cerró secamente el discurso: ‘Usted sigue siendo prefecto, pero a partir de mañana no vuelva al trabajo’. De modo dimesso repliqué: ‘No logro entenderlo, no lo acepto humanamente, pero me adapto solamente en obediencia’. Y él le remito: ‘Esta es una hermosa palabra. Yo lo sé porque mi experiencia personal es que ‘aceptar en obediencia’ es algo bueno”.
“Mi preocupación fue por el modo en que se comunicaría la noticia al exterior, ya que ciertamente se plantearían interrogantes sobre mi ausencia, pero el Pontífice afirmó que no era necesario hacer nada y se fue. Volví al Monasterio y durante el almuerzo se lo conté a las Memores y a Benedetto, quien comentó, entre lo serio y lo gracioso, de manera irónica: ‘¡Parece que el Papa Francisco ya no se fía de mí y desea que ella me haga de custodio!’. Le he respondido, sonriendo yo también: ‘Así es… Pero, ¿debería ser el conserje o el carcelero?”.
