¿Qué es el miedo? Una ciudad repentinamente amarilla. Cómo sucedió en Nueva York

A las dos de la tarde Nueva York se puso amarilla. Culpa de los incendios canadienses: una capa de ceniza cubrió la ciudad. Es una normalidad “diferente”, pero precisamente por esto normal, como nos explicó bien Richard Ford en su – no una coincidencia – “Incendios”. Polvos finos que han dejado atónitos a los habitantes y arrojado “un misterio en la realidad” como comentó otro famoso escritor, Jay McInerney. “Una realidad inquietante”, añadió.

Basta poco para quitarnos todas las certezas, por ejemplo el natural desarrollo de los acontecimientos, escribía Ford. Y así ha sido una vez más. “Un humo que suaviza los bordes duros de la ciudad” dijo McInerney, profeta de una generación – el otro era Raymond Carver – victima de la autodestrucción. Eran los años 80. Los miedos se repiten.

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