En Soto del Real hay voluntarios, como en el resto de España, que nunca dejan de sorprender. ¿No se puede ir a la biblioteca? ¿Están prohibidas las reuniones? En resumen, ¿ya no podemos quedar?
En la biblioteca de Soto pensaron proporcionar un servicio simple y muy útil: leer relatos, novelas y, por qué no, cuentos de hadas a los ancianos que se quedan solos en casa. Se llama “Biblioterapia para ancianos”, pero quizás tenga más que ver con el corazón.
Antes, los voluntarios solían ir físicamente a las residencias de ancianos para hacerles compañía, leyendo, pero también tocando algunos instrumentos. Ahora, con la pandemia, sin poder ir a casas ni a residencias de ancianos, pensaron que podrían estar disponibles por teléfono.
Basta con llamar y pedir, según el gusto de cada uno, su lectura favorita, tal vez siempre al mismo voluntario (que lee tal y como el anciano quiere). Ese contacto, aunque solo dure una hora, es la esencia del mundo. Gracias a Juan Sobrino, director del proyecto, y a sus colaboradores.