Cuando podía se iba siempre al Argentario. El lockdown, por ejemplo, lo pasó en su residencia de Cala Piccola, en el Tirreno. Raffaella Carrà desde hoy flota libremente con las olas: sus cenizas, después de la ceremonia en la iglesia de San Esteban Protomártir en Porto Santo Stefano, en la provincia de Grosseto, están aquí. La función fue querida por su compañero histórico, Sergio Japino, que quería satisfacer los deseos de la showgirl que hizo enamorar a Italia y España.
Durante la misa de sufragio, un mes después de su muerte, sobre el altar dirigía una foto suya, que la retrata rodeada de niños, los muchos pequeños que había adoptado y para los cuales hizo varias obras de solidaridad. El alcalde de la localidad marítima, Franco Borghini, ha declarado que varias iniciativas conmemorarán el gran icono televisivo, entre ellas la ciudadanía honoraria: “Para testimoniar el vínculo inseparable entre nuestra Raffaella y nuestra gente es justo y oportuno que nuestro Ayuntamiento le conceda este honor. Raffaella ha sido, es y siempre seguirá siendo nuestra ciudadana”. También se establecerá un premio anual en su honor.
