La historia interminable de la mala relación entre el Papu Gómez y el ex entrenador en su anterior equipo, el Atalanta, Gian Piero Gasperini, se enriquece con un nuevo capítulo. Motivo desencadenante de las nuevas peleas una entrevista del jugador argentino al diario La Nacion. La de Papu es una reconstrucción verosímil. Todo comenzó con una “desobediencia táctica” en un partido contra el Midtjylland. “Faltaban diez minutos para que termine el primer tiempo y me pidió que juegue por la derecha, mientras que yo estaba jugando muy bien por la izquierda. Y le dije que no. Imaginate, haberle respondido eso, en medio del partido, hoy, con las cámaras…, estuvo perfecto que se enojara. Ahí ya supe que en el entretiempo me iba a sacar, y así fue”. Pero la historia no termina aquí.
Sigue el Papu: “en el vestuario del entretiempo se sobrepasó, cruzó los límites e intentó agredirme físicamente. Allí dije basta. Se puede discutir bien, pero la agresión física es intolerable”. Gómez pide entonces una reunión con el Presidente, presentando sus disculpas (“como capitán no me había comportado bien, había sido un mal ejemplo desobedeciendo al técnico” su admisión) pero también las de Gasperini. Que no llegan: “¿Cómo había que entenderlo? ¿Lo que había hecho yo estaba mal y lo que había hecho él estaba bien? “. Y después de eso, el Papú decide que con ese entrenador no quiere tener nada que ver, y termina fuera del equipo.
El punto culminante de su historia es que Gómez cree que el club se comportó mal con él: “El presidente me comunicó que no me iba a dejar salir, que no me iba a liberar. Comenzó el tira y afloje y los costos fueron para mí: me separaron del plantel y terminé entrenándome solo con la reserva”. Está claro que Percassi, el presidente de Atalanta, en lugar de romper el juguete – el equipo de Bérgamo precisamente – que funciona como un reloj, ha preferido elegir el mal menor. “Pero gracias a Dios ha llegado el Sevilla que me ha permitido seguir compitiendo a altos niveles para poder aspirar a la Copa América”.
La réplica de Gasperini no se hizo esperar: “Los comportamientos y las actitudes de Gómez, en el campo y fuera, se habían vuelto inaceptables para el entrenador y para los compañeros. La agresión física fue suya, no mía. La verdadera razón por la que se fue de Bérgamo fue por faltarle al respeto a los dueños del club”.