“Soy una mujer francesa, pero nacida en España”. Como era de esperar, la alcaldesa de París Anne Hidalgo anunció su candidatura al elíseo. Lo hizo en el puerto de Rouen durante un evento: “Pienso en mi padre que era obrero en el astillero de Cádiz. Pienso también en mi madre, costurera”. Añadió que quiere una República “descentralizada” y, por supuesto, “más cercana a los ciudadanos”. Entre sus principales batallas, está la ecológica, Hidalgo quiere un país de “baja emisión de carbono”.
El alcalde socialista Anna Hidalgo recientemente ha querido que a París se vaya a 30 kilómetros por hora en toda la ciudad, excepto en las carreteras de alta circulación, como la nota Périphérique, donde se puede llegar a los 50. Los controles estarán por todas partes y las multas de tráfico son altas. Los franceses se han dividido equitativamente sobre las medidas de Hidalgo.
Protestas en particular de los taxistas, que de esta manera perderán mucho dinero. Y en nada ha valido la opinión de los expertos que han subrayado que a 30 kilómetros por hora se contamina más que a velocidades mayores. Pero el Hidalgo ha avanzado: su plan superecológico ha sido estudiado a propósito, dicen los analistas, para llegar directamente al Elíseo.