Papa Francisco viaja a Hungría y Eslovaquia. “Pienso en la amenaza del antisemitismo. Es una mecha que hay que apagar”

Un homenaje a los “muchos heroicos confesores de la fe” que testimoniaron el Evangelio “entre hostilidades y persecuciones”. Durará cinco días el viaje del Papa Francisco a Hungría y Eslovaquia, “una oración en el corazón de Europa”. Ha partido esta mañana a las 6 con dirección a Budapest: una misión evangelizadora, sobre la mesa hay diálogo ecuménico e interreligioso y, ciertamente, cuestiones europeas. Participará en el 52º Congreso eucarístico internacional en curso en Budapest y ha pronunciado en el Museo de Bellas Artes, después de haber visto al primer ministro húngaro Viktor Orbán, un discurso para los obispos húngaros.

Se ha reunido con representantes de algunas comunidades judías de Hungría, que fueron destruidas – más de medio millón de muertos – bajo el nazismo (“Pienso en la amenaza del antisemitismo, que aún serpentea en Europa y en otros lugares. Es una mecha que hay que apagar” ha declarado Papa Francisco). Es el 34º viaje de su pontificado, el primero desde la reciente operación quirúrgica sufrida: un viaje entre quienes “han sufrido un régimen represivo de la fe y de la libertad religiosa”. Sobre todo, es bueno destacarlo, será una misión espiritual que se concluirá en el Santuario nacional de Šaštín, dedicado a la Virgen protectora de Eslovaquia.

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