Preparémonos para lo peor. La frase que nadie quería pronunciar en China es ahora la más real: los pequeños inversores del grupo Evergrande, cargado con 300 mil millones de dólares de deuda, tendrán que recuperar su dinero. El orden viene de arriba, la razón es que el caos generado hasta ahora por la caída de la sociedad de cartera sería aún más peligroso. ¿Intervendrá el Gobierno? Todo deja pensar que el Estado no salvará al grupo inmobiliario más endeudado del mundo. Los cupones mientras tanto – uno de 84 millones de dólares expirará hoy – esperan ser pagados. El segundo accionista de Evergrande, Chinese Estates Holdings, ya ha planificado la venta de las participaciones y el exit.
Las consecuencias podrían ser muy dolorosas para la economía local, sobre todo: el lema en estas horas es “prepararse para la posible tormenta”. ¿Cómo van a salir las autoridades chinas en un caso similar al de Lehman Brothers en los Estados Unidos? Tal vez sólo con la quiebra de la compañía, una liquidación controlada en la que todos participarían. Pero el efecto dominó es lo que más preocupa ahora a China. No se puede descartar la hipótesis y da miedo que el 30% del producto interior bruto chino producido por el sector inmobiliario pueda explotar en la mano.