“La situación de la pandemia es dramática. Es urgente que se incremente el ritmo de las vacunaciones, para superar de forma más o menos sostenible las difíciles semanas ante nosotros”. La preocupación de Angela Merkel ha sido confirmada por el ministro de Sanidad, Jens Spahn: “El sistema de salud alemán se dirige hacia una catástrofe” y la asociación de anestesistas pidió un bloqueo para la cuarta ola Covid que amenaza a Alemania “para evitar un colapso en las terapias intensivas y en otras áreas del sistema sanitario”.
Mientras tanto, Bélgica ha devuelto a sus ciudadanos a trabajar desde casa, Austria está en el colapso a pesar de haber restringido las actividades de quienes no son vacunados, en la República Checa el tampone ya no es suficiente para permanecer en lugares públicos o participar en eventos (y para estos, Suecia hizo obligatorio el Green Pass).
En Alemania, 53.000 positivos al día son cifras que dan miedo, especialmente en algunos Laender, como Sajonia y Turingia, donde la cifra de vacunados sigue siendo baja. Las soluciones por ahora son un nuevo bloqueo y el cierre de las escuelas, medidas que el nuevo ejecutivo tendrá que tomar en breve. Es casi seguro que de ahora en adelante se negará a entrar en restaurantes y hoteles, y en todas las actividades que impliquen el contacto físico. Pero el punto que se está debatiendo en estas horas es la obligación de vacunar a quienes aún no lo han hecho: ¿será posible?