La Atlántida española se llama Aceredo: sepultado por las aguas el pueblo sumergido, en la provincia de Ourense, resurge de vez en cuando como una aparición mágica. Después de la construcción de un embalse, Lindoso, y con una expropiación forzosa, en 1992 Aceredo con sus setenta casas como otros pueblos – A Reloeira, Buscalque, O Bao y Lantemil – fueron sumergidos para siempre, fantasmas de la vida que fue.
Algunos habitantes decidieron no irse y reconstruiron sus casas cerca de la antigua Aceredo, otros se fueron para siempre. Otros también intentaron, en vano, resistir en sus casas el 8 de enero de hace treinta años, pero fueron llevados a la fuerza y de nada sirvieron las protestas y las huelgas del hambre. El agua se llevó todo e incluso los recuerdos, como sucedió también en el 87 en Riaño, cerca de León, y en Ribaldelago Viejo, donde en el 59 cedió una presa y causó 144 muertos, un cuarto de los habitantes del pueblo.