Una mesa a poca distancia del escenario fue el gran secreto del gran Luciano Pavarotti antes de cada concierto. En esa mesa siempre se han sentado los Amigos de la Briscola, así se han hecho llamar, los más íntimos de Big Luciano, que en los últimos quince años han acompañado al Maestro a los cuatro rincones del planeta precisamente por… jugar a las cartas. Una distracción que el inmenso tenor italiano consideraba saludable antes de afrontar el juicio del público.
Hay mucho de italiano en esta historia y así los Amigos de Briscola han querido contarlo en un libro: “Ganaré. El último partido con Luciano Pavarotti”, editado por Artestampa. En las páginas, firmadas por Rocco Mastrobuono, se pueden apreciar las virtudes de una amistad inmortal con Giugin, Bola y Coronel, estos son los tres apodos de los compañeros de juego y risas del Maestro. Los partidos siempre terminaban en horarios impensables: entre una jugada y la otra Pavarotti también tenía que salir a escena.