También es un paso adelante en la lucha contra las imitaciones que perjudican en todo el mundo a las economías derivadas del sector gastronómico. La victoria que pertenece a todos es el reconocimiento formal de la marca de Prosecco en China, que significa detener los equívocos (ya hemos señalado el caso del Prosek croata, que es otro tipo de producto y en cambio terminó por convertirse en competidor gracias al nombre similar).
El consorcio que representa a los productores italianos de Prosecco ya había solicitado el copyright hace siete años, pero había competencia de Australia: finalmente el prosecco está protegido desde hace algunos días comercialmente porque se reconoce la como indicación geográfica típica. El consorcio ya ha abierto en China una Embajada del prosecco: es un mercado riquísimo, este oriental, que ha hecho vender casi un millón y medio de botellas doc en los primeros nueve meses del año.