Antonio Muñoz comenzó bien, con un elegante discurso de inauguración como nuevo alcalde de Sevilla que tocó los temas sensibles que los sevillanos querían escuchar: atención a quien sufre más como quien vive en los barrios dasfavorecidos, inclusividad, la necesidad de terminar (por último) los proyectos en curso. Esto en lo que es el presente inmediato. Pero Muñoz sabe bien que sin el respeto de reglas fundamentales, como por ejemplo preservar Sevilla de posibles desastres urbanísticos y asegurar la limpieza de la ciudad, y sin una planificación atenta (y “talentosa”) de una “nueva economía”, no tendría futuro.
Muñoz ha hablado como alcalde de hoy y también de mañana. Sabe bien que la ciudad necesita empresas e innovación, polos tecnológicos que se vislumbran pero aún de lejos, una centralidad – sí también nacional – que puede recuperarse sólo con acontecimientos de alto calibre o, como sugirió, convirtiéndose en sede del Museo de América, Estado permitiendo. La fecha de referencia es el 2029, centenario de la exposicion iberoamericana que cambió el rostro de la ciudad. La nueva y necesaria centralidad perdida.
Es una buena proyección: Sevilla no crecerá si no se renueva económicamente y si no tiene directivas precisas sobre turismo y urbanismo, temas clave para no vivir un futuro incierto en una ciudad caótica. También es un buen augurio que Muñoz haya tendido la mano a la oposición. En el respeto de la voluntad de los ciudadanos, que expresarán su opinión en las urnas, ¿por qué no cooperar?
Cinco millones de euros para los pueblos. El Turismo de los Orígenes crece también con estas iniciativas
“El financiamiento que ponemos a disposición es de unos 5 millones. Los pequeños pueblos de Italia son 5.500, las propuestas recibidas fueron 845, las elegibles