Si “no basta con dar a luz a un hijo para decir que es padre o madre”, el instrumento de la adopción “está entre las formas más elevadas de amor y paternidad y maternidad. ¡Cuántos niños en el mundo esperan que alguien los cuide! Y cuántos cónyuges desean ser padres y madres pero no logran por motivos biológicos; o, aunque ya tienen hijos, quieren compartir el afecto familiar con los que se han quedado sin él”.
El llamamiento del Papa a las instituciones es simplificar las adopciones (“No hay que tener miedo del riesgo de la acogida”). Un apasionado llamamiento “para que se realice el sueño de tantos pequeños que necesitan una familia, y de tantos esposos que desean entregarse en el amor”. Y sobre el descenso demográfico volvió a hablar una vez más el Pontífice: “La gente no quiere tener hijos, o sólo uno y nada más. Muchas parejas no tienen hijos porque no quieren o sólo tienen uno porque no quieren más, pero tienen dos perros, dos gatos… Sí, perros y gatos ocupan el lugar de sus hijos”. “Esta negación de la maternidad y de la paternidad disminuye, nos quita humanidad, la civilización se hace más vieja y sin humanidad”.