El huracán Betis de fuerza cuatro aumenta de intensidad en lugar de disminuir y corre el riesgo de arrollar y destruir en su carrera suntuosas casas históricas como las del Atlético de Madrid (hoy a meno siete puntos), Real Sociedad (ídem) y Barcelona (incluso a ocho). No tiene sentido ocultarlo, la Liga tiene un nuevo protagonista destinado a permanecer allí en el tiempo, porque la solidez de este equipo es día tras día mejor y de juego… hemos hablado mucho de ello, es difícil hacer convivir presión, mando y belleza estética, pero don Manuel lo hace.
Pellegrini construyó un juguete que no se molestó en absoluto con la ventaja repentina de la Espanyol y molió juego hasta que aplastó al oponente. Tiene razón el Panda (Borja Iglesias autor incluso ayer de una prueba convincente) a comentar que “el equipo cree en la idea”. La Federación Española un poco menos, porque pedir un mes de sanción por el gesto todo por aclarar de un irresponsable significa, a nuestro juicio y hasta aquí, falsificar la temporada.
Pero los apasionados béticos tienen este año la tranquilidad de los fuertes: con un equipo como éste que viaja a la media estratosférica de dos puntos por partido, todo es posible. Por supuesto, las pesadillas de Vallecas han vuelto a aparecer cuando el árbitro tenía dudas sobre el penalti. Por suerte lo han visto incluso si en el “replay”. El Betis debe ser tratado – añadimos: ahora – como Real Madrid o Barcelona. Se lo ha merecido en el cesped. Sin ayuda de nadie.