En Cardedeu, lo quieran o no, deberán volver a colocar la bandera española en el asta de su propio Ayuntamiento. Así lo decidió el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Lo que debería ser normal no lo es, sobre todo teniendo en cuenta que la decisión de los jueces se tomó después de que una asociación, llamada Impulso Ciudadano, señalara el problema. No fue la delegación del Gobierno catalán, que representa el Estado de Derecho, sino un simple grupo de ciudadanos.
La cuestión es grave pero no es seria, como habría dicho el escritor italiano Ennio Flaiano. Hay una pasividad sobre la cuestión que sólo escapa a Madrid, mientras que en el resto de España y de Europa se tiene plena conciencia de ello. Como señala El Mundo en la edición de hoy, de 957 ayuntamientos catalanes sólo 159 exponen la bandera del Estado a la que pertenecen. ¿Es normal?