Es una carrera contra el tiempo, por los pasillos de Génova, para volver atrás. Parece que el PP cerrará el expediente interno de la presidenta de la Comunidad madrileña: las explicaciones de Ayuso sobre el caso del hermano intermediario (o no) sobre el suministro de máscaras a la institución de la que dirige han bastado al partido para cerrar la cuestión. Pero haciendo así no sólo el fuego no se apaga, sino que se reaviva sobre todo porque “fuertes vientos del noroeste” están soplando.
Alberto Núñez Feijóo, el líder de los Populares en Galicia, podría ser la solución en un partido que ha perdido en poco más de 48 horas consensos, credibilidad, unidad interna. Está claro que el PP no se dejará arrastrar por una sangrienta lucha fraticida para acabar en manos de Vox que, sin hacer nada, se aprovechará de estas disputas internas. Los barones del partido intentan de todas las maneras en estas horas frenar la caída y evitar, pero será difícil, un congreso extraordinario.
El suicidio colectivo puede tener una víctima designada, el Secretario General de PP Teodoro García-Egea. Es la cabeza lo que muchos piden. Una vez hecho esto, veremos cuánta fuerza tiene Pablo Casado para sobrevivir. Poco, quizás, también porque Ayuso – que por lo que puedo explicar, está y estará en el centro del ciclón – no se limitará a saludos corteses.
Precisamente, Feijóo podría intentar remediar el clamoroso autogol de los Populares. Veremos en las próximas horas. Poco tiempo nos queda, de hecho, ya se ha agotado. Si también Casado dice de lamentar “el espectáculo de ayer, no lo merecen los afiliados del PP, ni los españoles. Tampoco yo” está claro que el cortocircuito, en su lógica política, era necesario. Los votantes determinarán si los medios utilizados y los cargos presentados son correctos.
