Fuerte, muy fuerte, irresistible

El Betis se divierte, como y más que antes, lo hace a través de un juego aireado, lleno de arte y frescura. Se divierten los mismos jugadores, se ve claramente en la forma en que Juanmi, al volver a los niveles de inicio de la temporada, prueba sus habilidades balísticas, en la invención de William Carvalho – un hombre grande así que hace goles como lo haría Messi (Messi del Barcelona, no el suplente que pasea en medio del campo en París), como ya nos había encantado en la semifinal de Copa del Rey contra el Rayo Vallecano – y también en el magnífico gol que un desbordante Alex Moreno, cada vez más fuerte en la banda, quizás el lateral más fuerte hoy en circulación, anotó para el cuatro a uno final.

Frente a un Betis tan seguro y hermoso, listo para la Copa que este año no debe escaparse de él, apareció el que demostró ser durante la temporada un excelente equipo, el Osasuna, que sin embargo ayer nadie vio. Gracias a la magia del Ingeniero, sí, sobre todo es mérito suyo haber reunido un grupo que puede permitirse jugar tan bien incluso sin tres estrellas como Canales, Fekir y Borja Iglesias (mérito de Pellegrini es la solidez del grupo), ¡pero qué talento!

Qué placer ver a los once verdiblanco que arriesgan las jugadas impensables, qué placer el regreso del “buitre” Juanmi, la alegría en el campo y en las gradas, la confianza en un destino seguro. Porque el Betis con estas prestaciones no solo celebra los 900 partidos como profesional de Joaquín y un quinto puesto superconsolidado (y abajo en la clasificación hay equipos que gastaron mucho y pensaron en otras cosas al principio), pero también un futuro, hablamos de los próximos años, que seguirá sonriendo. Se lo merecía, el Betis.

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