Gracias a los “ocasionales problemas de movilidad” de su madre, Carlos de Inglaterra vivió el día que había estado esperando. Finalmente solo. Desde 1963 la soberana no había faltado a una cita del Opening State of Parliament, el discurso a las Cámaras reunidas sobre el programa de Gobierno. Un “discurso” llevado a cabo por Queen Elisabeth en persona, como es tradicional.
Quien habló del apoyo a las familias inglesas, del coste de la energía y de la guerra fue el hijo, por una vez en el centro de atención sin el engorroso peso de la madre. Carlos estaba acompañado por el príncipe Guillermo, que es el segundo en la línea de sucesión, en la lectura de los proyectos de ley que el ejecutivo presentará al Parlamento. Carlo, cuentan las crónicas, llegó con su esposa Camilla y con un alto uniforme de almirante de la Royal Navy. Durante la ceremonia el lugar de la Reina quedó vacío. Ha llegado el momento de Carlos. Hasta que, está claro, no vuelve mamá.
