La portada de hoy va para ellas, las periodistas afganas que, desafiando un régimen medieval que le impide por ley los derechos fundamentales, se han mostrado en la televisión con cara descubierta. Desde principios de mayo el jefe supremo de los talibanes ha decretado que no basta el pañuelo en la cabeza, sino que hay que aparecer con el burka para que el rostro esté completamente cubierto.
Y hay un ministerio en el Afganistán retrógrado de hoy que controla la aplicación de la ley, el ministerio de Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio. Eso sería gracioso, excepto que las periodistas afganas de los principales canales de televisión están ahora en riesgo de sanciones laborales o incluso más severas. El reloj de la historia, en el país, ha retrocedido veinte años. “Nuestras compañeras temen que si se cubren la cara, lo siguiente que se decidirá será prohibirles trabajar”, comentó Abid Ehsas, director de Shanshad TV.
