¿Será el gasoducto que conectará la española Barcelona con la italiana Livorno (coste estimado 2.500 millones de euros, listo en dos o tres años) la solución para resolver el problema de la dependencia energética de Rusia? El memorando de entendimiento, para estudiar la viabilidad del proyecto, fue firmado por Snam y Enigas. Pero es más que una idea de primavera.
La clave es el paquete de ayuda europeo RepowerEu, a través del cual los préstamos del Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia (PNRR) también se pueden utilizar para el gasoducto. Una gran oportunidad para los dos países. Para España para acoger metano líquido de medio mundo y utilizar sus regasificadores, para Italia para convertirse en un hub para toda Europa, gracias a la nueva instalación y a los ya existentes, el Transmed argelino, el Green Stream libio y el Tap de Azerbaiyán.
Mientras tanto, la Unión Europea avanza hacia la creación de un grupo comunitario de compra de gas, GNL e hidrógeno. El futuro próximo será el límite máximo de precios y las compras conjuntas obligatorias.