¿Pero qué hará Europa? ¿Bastarán los corredores humanitarios que han intentado abrir esta mañana, sin resultado, para sacar a los civiles de las ciudades asediadas? ¿Y luego se quedará sin hacer nada cuando los rusos “arrastreran” a Mariupol y a la capital Kiev? Europa espera quizás la tercera ronda de negociaciones con Moscú, pero no serán ellas las que detengan esta guerra despiadada y peligrosa.
Los rusos avanzan hacia una segunda central nuclear después de la de Zaporizhia, conquistada ayer. No hay ningún reactor afectado, al menos según la información que tenemos, pero la amenaza nuclear de Putin es cada vez más evidente. El dictador actúa por sí mismo, en su locura de poder reconstruir el Imperio Soviético como era antes de 1989, pero inveitabilmente encontrará a OTAN y a Europa para oponerse al paso. Tarde o temprano. Y con el riesgo de que de las bombas de racimo con las que Putin ha bombardeado las ciudades, causando sufrimientos indecibles incluso a los civiles que hoy quiere sacar de las ciudades, se pase a las nucleares.
Kiev, mientras tanto, ya cercada, está preparando su heroica resistencia. El presidente ucraniano Zelensky recibió un rotundo no de la OTAN para la creación de una zona de exclusión aérea que ralentizaría mucho la guerra de los rusos: “Sería el comienzo de la Tercera Guerra Mundial”. Pero, ¿cuándo intervendrá Europa? Tendrá que hacerlo antes de que se consuma una masacre de proporciones inauditas, antes de que Ucrania se convierta en una tierra desierta y de nadie.
El Consejo de Seguridad de la ONU ha convocado una sesión plenaria el lunes. Putin está oscureciendo los medios, además de las redes sociales como Facebook y Twitter. Para aquellos que escriben la verdad sobre la sucia guerra que está llevando a cabo hay hasta 15 años de cárcel. Amenaza Bosnia, Moldavia y Georgia. Más ataques, más guerras, con el terror del fin del mundo. Sí, Europa y la OTAN tendrán que moverse pronto, incluso para sobrevivir.