Si en diez minutos el árbitro pita un penalti inexistente, se cometen grosolanos errores en la defensa y el propio Bono se hace intérprete de un error rotundo, en Europa también se puede estar por debajo de 4 goles. Es lo que pasó en Londres con el Arsenal: un golpe para los hombres de Lopetegui que en el 18º ya estaban debajo de un póker de goles. Imposible en ese momento jugar como si nada hubiera pasado.
El Arsenal hizo lo que quiso con un equipo, el del Sevilla, con un mediocampo débil y un ataque que no picaba. Y sobre todo en esta parte de la temporada, a la espera de nuevas adquisiciones, la diferencia ha sido en el hecho de que el Sevilla no tiene jugadores como Saka, Odegaard, Gabriel Jesus o Martnelli a los que hemos admirado durante todo el partido.
No sirve de nada dramatizar ahora, no sirve de nada. Pero ya mañana esperamos una respuesta de carácter contra el Leicester. Todavía está lejos la meta del equipo que quieren Lopetegui y Monchi, pero después de la cesión de Koundè algo bueno se puede hacer, o al menos con suerte. En el final Gabriel Jesus pone también el quinto gol y Nketiah el sexto. Podrían haber sido aún más. Todo el partido el Sevilla ha dejado al adversario todas las segundas jugadas. Llegar delante de Bono fue un juego para los de Arteta.