Veintinueve segundos es un tiempo que puede ser útil en el atletismo o en la natación pero no en las relaciones internacionales. El récord le ganó Pedro Sánchez en su encuentro con el presidente americano Joe Biden en Bruselas. La cumbre bilateral a la que Pedro aspira desde el 7 de noviembre, día de la elección de Biden, el Presidente del Gobierno tuvo que cambiarla por un paseo belga de menos de medio minuto con el número uno Estados Unidos que, por otra parte, las fotos representan casi molesto.
A pesar de los esfuerzos constantes de la diplomacia y un twitter que Sánchez envió a Biden recién elegido en el que esperaba “cooperar y hacer juntos a los grandes retos globales”, parece que el presidente americano considera poco a España. Habla con todos – lo hizo en Bruselas – también con Países objetivamente casi secundarios como Luxemburgo y Letonia. Biden ha hablado por teléfono también con Costa Rica y Sudáfrica. Pero a Sánchez no le llama, y con la evolución del tema de los aranceles o la seguridad internacional tendría razón de hacerlo.
Ciertamente pesan las relaciones con Venezuela que son de signo opuesto y quizás sea el caso que Pedro mire a su alrededor porque no se puede estar con las dictaduras y con los países democráticos al mismo tiempo. La pena es el aislamiento internacional y por qué el Presidente del Gobierno nos lo explicará (quizás).