“De manera distinta pero esta aqui”. De manera distinta, de qué manera podemos imaginar sin saber, está viviendo desde hace ocho años el gran campeón de la Fórmula 1, Michael Schumacher, desde el día en que una caída sobre los esquís en una pista suiza cambió su vida. Michael está vivo, además de por su obstinación, por Corinna: desde ese momento el campeón está en una cama y, como cuenta su esposa en una entrevista, “estamos juntos. Hacemos terapia. Hacemos todo lo posible para hacer que Michael mejore y asegurarnos de que está cómodo y simplemente de hacer que sienta que está con su familia y de continuar con nuestro vínculo”.
Hace ocho años que, por respeto a un hombre amado no sólo por sus hazañas deportivas sino también por su privacidad, nadie hace preguntas. Si hay ligeras mejoras. Si todo permanece inmutable en el tiempo. Si es posible permanecer así, suspendido, y de qué manera, como un equilibrista sobre la propia vida. Si el dios Kronos tarde o temprano se cansará. “No importa lo que pase, haré todo lo que pueda. Todos vamos a hacer – dijo Corinna – Pero la vida privada es la vida privada, eso ha dicho él siempre. Es muy importante para mí que pueda seguir disfrutando de su vida privada lo máximo posible. Michael siempre nos protegió, ahora estamos protegiendo”.
Es quizás para decirle al mundo que en el fondo no hay una solución, sino sólo amor, que Corinna quería un documental sobre Netflix. Para romper el hechizo. “Por supuesto que añoro a Michael todos los días, pero no soy sólo yo la que lo echa de menos: los niños, la familia, su padre, todo el mundo que está busca de él. Todo el mundo echa de menos a Michael, pero Michael está aquí”. Aquí. Corinna no dice dónde exactamente. Todavía está vivo y quizás hace pequeñas mejoras. Hay que tener paciencia con el tiempo: tratarlo de manera distinta.
