Después de casi dos años de exilio, los aficionados del Real Madrid podrán volver a su casa a partir de esta noche. Serán en 30 mil a poder admirar el nuevo Santiago Bernabeu que es renovado y espacial pero todavía es el borrador de lo que será (la imagen final se ve en la portada) en el otoño del próximo año. La cobertura retráctil – en solo 15 minutos se puede vivir el partido cerrados o al aire libre – todavía no hay, aunque los cambios a la instalación son notables.
Será el Celta de Vigo quien pruebe si el nuevo terreno es superlativo como nos lo describen. Además de los ídolos locales, capitaneados por el italiano Carlo Ancelotti, que tuvieron que conformarse por 560 días con las pequeñas tribunas del centro deportivo de Valdebebas. Es allí donde siempre ha jugado el Real en estos dos años.
Los merengues han explotado de la mejor manera posible la pandemia. Con costos muy altos, como se puede imaginar, que han aumentado de 500 millones a más de setecientos. El Real, sin embargo, tiene una casa supermoderna, con todas las comodidades para los espectadores y una seguridad multiplicada, y el Bernabeu se convierte en un faro, sí también luminoso, en el centro de la capital.
