Un sorteo difícil, el de hace unos minutos, para los octavos de la Europa League. El Eintracht Frankfurt, equipo poco recomendable (pero este Betis ha demostrado que puede con todo). El club apodado “de las águilas” (Die Adler) sigue invicto y desde siempre las formaciones alemanas son insidiosas. Se jugará en el Villamarin el 10 de marzo y una semana después en Alemania al Deutsche Bank Park. En su historia ha ganado una Liga y 5 Copas de Alemania, además de una Copa de la UEFA (la “madre” de la Europa League”).
Con el orgullo de que ha sido un italiano, Paolo Valeri, responsable del Var, a detectar el claro pisoton sobre Guido que hizo inútil la hazaña del ruso Chistiakov en el 89, tenemos que aplaudir una vez más un equipo que entra, por quinta vez en su historia, entre las 16 mejores del torneo. Un partido, el de ayer, en el que sin duda ha sido mejor la segunda mitad (los dos postes todavía gritan venganza) y es natural que no se pueden hacer 90 minutos en el mismo nivel.
Habría que recordar a quien se queja que el Betis es la única formación que todavía compite en tres frentes y para Copa del Rey y Europa League (no lo decimos nosotros, pero los apostadores que saben más que el diablo) es la formación más temida para la victoria final. El Zenit, que es un once muy fuerte equipado no lo olvidemos para la Champions League de la que proviene, ha sido devuelto a casa con sabiduría: con una ida sprint y un control atento en la vuelta. Como dice El Ingeniero: “Si ha creado una mancomunión entre equipo y público”. Es bueno subrayarlo. Parte del éxito del equipo se debe a los aficionados y al ambiente apasionado y al clima favorable que los jugadores sienten a su alrededor.
