En cien años ha emigrado una cifra de italianos igual a la mitad de nuestra población actual. En treinta millones, entre 1876 y 1976, son expatriados y sin contar aquellos que por muchos motivos, como salir clandestinamente, sin documentos, tal vez rechazados en los puertos de llegada, no han sido censados.
En este siglo, desde el primer registro oficial, se han ido no solo para vencer la pobreza de su condición, sino también por razones políticas o para trasladarse al extranjero atraídos por la posibilidad de mejorar su situación patrimonial.
Y pensar que siempre fueron los del Sur está mal. Sicilianos y apulianos se movieron casi por último. Al principio, a finales del siglo XIX, fueron venecianos, friulanos y piamonteses los que guiaron la clásifica expats. Solo cincuenta años después, han llegado en gran numero campanianos, sicilianos y calabreses.
De estos treinta millones, 12 han regresado a Italia. Entre los destinos preferidos Francia y Alemania fueron los primeros. Luego viene Argentina, que estaba escasamente poblada, y Brasil, que necesitaba mano de obra. Solo más tarde nuestros emigrantes comenzaron a mirar las ciudades de los Estados Unidos.
1913 fue uno de los años en que más italianos decidieron emigrar, unas 870.000 personas (y entre 1900 y 1915 se fueron nueve millones). Años en los que la mitad de los expatriados fueron a los Estados Unidos, el resto principalmente a Suiza y Francia.