El Debate sobre el Estado de la Nación, por lo menos hasta ahora, no ha hecho más que subrayar las diferencias que ya son abismales entre quienes gobiernan y quienes, hoy en la oposición, esperan gobernar mañana. Enemigo número uno la inflación que está cambiando la cara, con sus consecuencias nefastas, a nuestra sociedad, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha decidido mostrar la cara más de izquierda que tiene.
A las grandes empresas les ha pedido que hagan su parte, dividiendo la riqueza extra con consumidores finales y, por supuesto, trabajadores. Y, tras anunciar la gratuidad de los todos los billetes de Renfe desde el 1 de septiembre hasta el 31 de diciembre de este año, confirmó la decisión de imponer un impuesto extraordinario para los bancos y las entidades financieras durante dos años.
Otro impuesto tendrá mucho dinero: el impuesto sobre las compañías de energía. Un total, se estima, alrededor de los 7.000 millones. Cien euros de bonificación a los estudiantes: “Queremos garantizar la igualdad de oportunidades y para ello debemos ayudar a las familias”. Sánchez quiere, para ahorrar energía (también se recomienda utilizar bien el aire acondicionado), también aumentar el teletrabajo y, como se ve en los trenes gratuitos de media distancia, abrir el transporte público.
En el ámbito social, el Presidente del Gobierno ha querido subrayar que su intención es abolir definitivamente la prostición en España, hacer más funcional el Sistema Nacional de Salud, aprobar la ley sobre movilidad sostenible .