Es uno de los mejores entrenadores en activo y no hace falta que la UEFA nos lo diga, premiándolo como el mejor entrenador del 2019, o a todos los que se equivocaron con él, cuando la culpa, primero, en la selección española y, luego, en el Real no fue suya. Julen Lopetegui recuerda mucho a Caparrós cuando dice que “para ganar hay que sufrir”: son los mismos valores que exaltaban el utrerano, “el fútbol es esfuerzo”. Y, al igual que Caparrós, Lopetegui no se alegró demasiado cuando ganó la Europa League contra el Inter. Es una persona seria y solo cree en el trabajo, aunque estas características en ciertos clubes esnobs no son precisamente apreciadas (mejor no hablar de nuestros equipos de la ciudad).
Queremos que haya gente en Sevilla que respete el fútbol como lo hace Julen. Merece clasificarse con gran antelación, tal y como lo hizo al ganar contra Krasnodar, sobre todo después de los días difíciles, ahora olvidados, cuando solo tres días después de su debut en el Mundial de Rusia con España, fue relevado de la Federación Española de Fútbol porque se había comprometido con el Real (pero la jugada inicial no fue suya), o cuando fue enviado a casa después de un Clásico contra el Barcelona (¿fue su culpa?). No protestó, al contrario, dispuesto a volver a empezar, se presentó humildemente en Sevilla. Tres años de contrato para construir un sueño, que ya ha materializado. Y quién sabe cuántos otros regalos nos traerá este vasco serio, esta persona irreprochable.