Gracias a un autogol, el del diputado del Partido Popular que se ha confundido en la votación, la luz verde a la Reforma laboral es oficial. Un solo voto de diferencia (175 a 174), por lo que se ha desatado una pelea política: de derecha acusan de voto irregular y algunos aliados no han apreciado que Pedro Sánchez haya blindado el texto que se ha presentado en el Parlamento. Un texto, el de la Reforma, también impugnado por la izquierda (Unidas Podemos) porque es demasiado “aguado” respecto a su formulación originaria.
Los 12000 millones de ayuda que Bruselas vinculó a la aprobación resolvieron la cuestión. Reducción de la precariedad, más importantes los acuerdos sectoriales que los privados, convenios colectivos más protegidos, limitación de la subcontratación: estas son las claves de la Reforma. Pero también hay polémica sobre los puntos no aprobados, como el coste de los despidos, que en teoría debería haber sido mayor a favor del trabajador, o la obligación de pagar los meses atrasados a los reintegrados. Mientras tanto, en enero se han duplicado los contratos indefinidos. Salva la legislatura, pues, pero la debilidad parlamentaria del Gobierno ya está a la vista de todos. El diputado “distraído” ha resuelto la difícil situación.
