Después del Cambozola en lugar del verdadero Gorgonzola, la Zottarella imitación mal lograda de la auténtica Mozzarella, el Parmesan difundido por todo el mundo que es no es Parmigiano Reggiano, en definitiva después de una historia de abusos decenales que los productores del made in Italy 100% tuvieron que soportar, aquí que sale a la luz en estos días el desconocido, hasta ahora, Prosek croata. En todas partes del globo se consume el excelente Prosecco italiano, una moda, un placer, un status symbol y aquellos ignorantes de Europa dan luz verde al Prosek, que igual al verdadero Prosecco italiano no tiene nada.
Otro daño de imagen incalculable, pero sobre todo que engaña al consumidor que no distingue entre los dos términos y por lo tanto también entre la verdad y la “copia”. Si el prosecco es un espumoso Doc y Docg, la imitación eslava – no queremos ofender obviamente, es un vino antiguo, pero que no tiene la calidad del Prosecco – es sin burbujas y casi igual a un pasito: dos vinos que no se pueden comparar. Continúan los equívocos en las salas europeas. Está bien proteger a todos, es un derecho sacrosanto, pero equívocos al consumidor no se pueden generar.