Son los chicos que corren a Vespa los que entregan a domicilio, por poco dinero, para plataformas líderes como Globo y Uber Eats. En España, por fin se han regularizado: son, gracias a una modificación normativa primera en su género, empleados de las empresas para las que entregan y no trabajadores autónomos. La decisión se tomó después de las numerosas condenas a las compañías que consideraron a los rider, así se llaman a nivel internacional, como autónomos. La modificación del Estatuto fue aprobada en el Consejo de Ministros como decreto ley y validada por el Parlamento.
Deliveroo, uno de los gigantes de este sector, dijo no a la decisión y ha anunciado que se marchará por el “nivel desproporcionado de inversiones, en un marco de ingresos destinado a convertirse en altamente incierto a largo plazo hasta afectar a la sostenibilidad económica de nuestra sociedad” en el mercado español. Deliveroo está presente en 12 países del mundo y para estos ingleses el volumen de negocios español no es relevante. Tuvieron los mismos problemas en Inglaterra, pero las decisiones de los jueces fueron de signo adverso a los trabajadores, al contrario de las tomadas contra Uber, los taxis que se llaman online, que tuvo que hacer frente a la cuestion.