Los últimos setenta días de Vincent van Gogh en el pueblo francés de Auvers-sur-Oise fueron artísticamente fructíferos. Son de este período el “Campo de trigo con cuervos” (1890) y el “Retrato del Doctor Paul Gachet” (1890). En Ámsterdam, el Museo Van Gogh, que cumple 50 años, expondrá hasta el 3 de septiembre 50 pinturas y más de 30 dibujos (ocho son los préstamos del Museo de Orsay parisino que incluyen “La Iglesia de Auvers-sur-Oise”): paisajes rurales en su mayoría pero también retratos de mujeres y niños.
En poco más de dos meses, Van Gogh pintó 74 cuadros, obras de una potencia única, aunque los notorios sufrimientos psíquicos lo acompañaron incluso en los últimos días de su vida. A Auvers el pintor había llegado directamente de la clínica para enfermedades mentales de Saint-Rémy, donde había sido hospitalizado durante un año, y en la misma localidad tenía la casa de campo Paul Gachet, el médico que intentó curar la depresión de Van Gogh (en vano, Vincent se suicidó poco después).