Misiles y placas de identificación

Se temía la escalada y, en cambio, Moscú felicita a Washington. “Hay que tomar nota de la reacción medida del presidente estadounidense”, tuiteó Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, “mucho más profesional” que la de la “histérica” de Varsovia.

La crisis del misil caído en el jardín europeo (en Polonia, a siete kilómetros de la frontera ucraniana), que podría haber llevado a una ampliación del conflicto, ya está cerrada. La agencia Tass también se permite hacer la ironía: “La OTAN dice que un cohete S-300 ucraniano cayó sobre Polonia, pero culpa a Rusia”.

El misil que mató a dos campesinos polacos no es ruso: probablemente fueron astillas de un vector ucraniano utilizado para desactivar los lanzamientos de los rusos. Peskov dijo ayer que los polacos ya podían ver en el análisis de los restos que el misil no era de Moscú. Un silencio apacible, según los rusos, y un intento de elevar el nivel de tensión, como quizás quiera Kiev en estas horas después de los éxitos militares sobre el terreno. El Pentágono advierte: “Es difícil que los ucranianos recuperen todos los territorios ocupados por los rusos” y lo dicen también para calmar los espíritus ardientes de Kiev.

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