“No podemos saber si lo ha hecho aposta o no”. La batalla de los gritos en Wimbledon: todos los deportistas sabían que tarde o temprano, con esos extraños ruidos emitidos durante el juego, iba a ser así. En un momento clave del partido, sin embargo dominado, pero en ese momento fue de 4 a 4, Nadal llamó al italiano Sonego a la red, con un gesto inusual, para quejarse… de las quejas del transalpino.
“Lorenzo, perdóname, pero creo que el grito es un poco ancho”. Sonego se sintió mal allí, pero luego el campeón español se disculpó en la rueda de prensa del partido ganado, dejando entrever a los aficionados que quizás, en un momento tópico del partido, hizo salir al campo un poco de táctica y experiencia: “Yo creo que me he equivocado. Las he expuesto una situación que estaba ocurriendo. Se volvería atrás no lo haría otra vez. Si el había dicho al árbitro antes, el árbitro, que es de los mejores, estaba esperando al cambio para decirle algo”.
Un nerviosismo excesivo, que no es propio de Nadal. El italiano no se lo tomó muy bien: “No hay tal cosa como que un jugador llame a la red a otro, se hace en tercera categoría no en Wimbledon… En ese momento me afectó. Al final del partido se disculpó, fue muy educado. Yo le dije que en ese momento me había condicionado”.
Comentó Nadal: “Cuando él golpea la bola alarga el grito con 4-3 en un momento clave, cuando no había pasado durante todo el partido. Yo cuando estoy queriendo y si me alarga el grito, es molesto. No podemos saber si lo he aposta o no”. El 6-1, 6-2 y 6-4 no admite réplicas. La polémica sobre los gritos sí. También porque veremos en cuántos – el primer paso fue dado por un campeón – se quejarán de los esfuerzos de los oponentes. Hasta hace unos años había un silencio sepulcral en el campo.