Tenemos que volver a hace 27 años para encontrar un derby de Liga tan importante. Era el 10 de junio del 95, al Villamarín jugaron Jaro, Josete, Vidakovic, Olías, Merino, Jaime Quesada, Stosic, Alexis, Cañas, Cuéllar y Kowalczyk. Precisamente este último y Sabas, entrado en la segunda parte, aseguraron la victoria. Hoy el desafío para respirar el aire sano de la cumbre de la Liga y la supremacía ciudadana se juega en el Sánchez Pizjuan, donde el 6 de enero de hace cuatro años los “chicos terribles” de Quique Setién se impusieron al equipo entonces entrenado por el italiano Montella con los goles de Ruiz, Feddal, Durmisi, Leon y Tello.
Hoy el campo dirá si el Betis puede añadir otro triunfo a su colección en los derby de la ciudad. Todo el mundo está mirando Sevilla en estas horas. La curiosidad internacional no es sólo por el espectacular juego que está expresando el Betis, sino también por el papel que este nuevo equipo de la élite europea podrá expresar en futuro. Una oportunidad que no debe perderse para los hombres de Pellegrini que tendrán sí Juanmi out, pero podrán contar con un Sevilla sin defensa (Rekik y Koundé fuera y Diego Carlos aún en duda, más fuera que dentro, con la emergencia de poner Fernando y Gudeli centrales) y también sin un líder como Ocampos. Todo tendrá que pasar por los pies del Papu Gomez y esto ya se sabe.
Una oportunidad única para el Betis en el derby número 137. Ganando, podría mirar con pleno derecho el segundo puesto (a dos puntos): por ahora el Real Madrid está lejos. Compite en Liga, Copa del Rey (el próximo jueves la posibilidad de ir a la final, jugando en casa) y Europa League: tres objetivos posibles. El crecimiento irreversible del Betis, gracias a El Ingenero, está también en los números.