El jueves y el próximo viernes, los países del área del Mediterráneo, finalmente unidos, tendrán una posición común en el Consejo Europeo sobre la cuestión de la energía. El aprovisionamiento del gas deberá, con la guerra en curso, cambiar de procedencia. Además, habrá que fijar un tope al precio de importación y se habla de 100 euros por megavatio hora o quizás menos, además de desvincular el precio del gas del de la electricidad.
Por estos motivos, se reunieron el primer ministro italiano Mario Draghi, el español Pedro Sánchez, el portugués Antonio Costa y el griego Kyriakos Mitsotakis. Los objetivos de los países de la zona mediterránea son, en efecto, distintos de quien, como Francia, extrae sus necesidades energéticas de la energía nuclear, o de países del norte de Europa que tienen otras políticas energéticas. La Comisión Europea tiene previsto imponer a los Estados una diversificación de las compras: desde Argelia, socio fundamental, hasta Qatar y algunos países africanos.