Es el símbolo de las fiestas en todo el mundo. Era “el pan de Toni” y la leyenda cuenta que Toni era un ayudante de cocina en la corte de Ludovico Il Moro que, luchando con un dulce quemado, añadió mantequilla, azúcar, caramelos y pasas. La novedad es el vegano y sus secretos nos los explica quien lo hace con excelente maestría, Daniele Rubino, pastelero desde hace tres generaciones. No usa huevos ni mantequilla.
“La pasión por el oficio de pastelero me la ha transmitido mi padre, que ha realizado este trabajo durante más de cuarenta años. Siempre me ha apasionado esta rama de la pastelería porque siempre me ha parecido muy fascinante, con sus mil incógnitas, dificultades, su resentimiento de factores externos como la humedad, el calor y el frío”.
¿Pero cuál es el secreto? “Siempre estoy acompañado por mi ‘hijo’, la levadura natural que refresco todos los días desde hace ya veinticinco años, y trato de crear mis productos con un equilibrio entre materias primas, evitando el uso de preparados, mezclas o potenciadores. ¡Así que estoy seguro de que el resultado, por bueno o mediocre que sea, es definitivamente harina de mi saco!”