“Tenemos las mismas opiniones sobre las causas, el curso y la lógica de la transformación en curso del panorama geopolítico global”. Las palabras dirigidas por Vladimir Putin a su invitado, Xi Jinping, también sobre la “cooperación estratégica” actual y futura, quieren reforzar el “pacto” entre los dos países en tiempos de guerra. El presidente ruso quiere que su colega chino vaya a verlo la próxima primavera porque “esto demostrará al mundo entero la fuerza de nuestros vínculos en cuestiones clave y se convertirá en el principal evento político del año en las relaciones bilaterales”. Pero la conexión por internet entre los dos líderes parece más un deseo ruso de llevar a China a sus propias posiciones que una realidad.
De hecho, Xi ha estado diciendo durante mucho tiempo, y lo hizo ayer, que “continuará manteniendo una posición objetiva y justa, alentará a la comunidad internacional a formar una sinergia y desempeñará un papel constructivo en la resolución pacífica de la crisis ucraniana”. Quiere una solución pacífica de la guerra por encima de todo. Las “mejores relaciones de siempre” entre los dos países, como los ha definido Putin, se confirman ciertamente por el aumento del comercio (más 25%) y en los suministros de gas al Dragón. Pero el fortalecimiento de la “colaboración estratégica” de la que habló Xi va en la única dirección que quieren los chinos, la des-escalada del conflicto.