Cuántas veces tenemos que hacer el duelo antes de que los hechos sucedan. Pero esta vez hemos engañado la tristeza, los artículos ya preparados en las redacciones de los periódicos, la desorientación de la pérdida de nuestros mitos. Pelé no sólo no está muerto, sino que dejará la unidad de cuidados intensivos del hospital Albert Einstein de Sao Paulo muy pronto. La hija nos lo cuenta a través de las redes sociales, pero la foto que se adjunta lo dice todo sobre la leyenda del fútbol de 81 años, operado por un supuesto tumor en el colon. “Se está recuperando bien de la operación. No tiene dolor, está de buen humor (sólo un poco enojado porque sólo puede comer gelatina pero se recuperará)” ha hecho saber al mundo Kely.
Es como cuando estaba en el campo: fuerte y obstinado, no sólo autor de grandes jugadas que permanecerán en la historia, Pelé no caía ni siquiera delante de aquellos carniceros de defensores que intentaban derribarlo. Ha escrito en Instagram estos días: “Amigos míos, cada día que pasa, me siento un poco mejor. No puedo esperar a volver a jugar, pero voy a descansar unos días más”. El mito ha vuelto. Ha pospuesto el momento en que se reunirá con el amigo que ven en la foto de la portada, el otro cincuenta por ciento del futbol.