El ministro polaco de Asuntos Exteriores, Zbigniew Rau, entregará hoy en Varsovia su nota diplomática a la homóloga alemana Annalena Baerbock. Pedirá, en nombre del pueblo polaco, 77 años después de los hechos, una demanda de indemnización por lo que Alemania hizo a su país en la Segunda Guerra Mundial. Mil trescientos mil millones, este es el costo del inmenso sufrimiento de Polonia, invadida en septiembre de 1939 y liberada solo en 1945, a causa de la ocupación nazi.
Una cifra que no compensará los indecibles agravios perpetrados por las tropas de Hitler, desde el primer día, cuando el hospital y las casas de Wieluń fueron bombardeadas al amanecer. Desde el principio, el plan nazi fue aniquilar, a través de una carnicería sistemática, el país vecino. Más de cinco millones de personas perdieron la vida en Polonia en esos seis años.
Sólo tras la operación Tannenberg, poco después de la invasión, se produjeron 55.000 muertos. Además de las masacres, la destrucción de ciudades enteras y los experimentos científicos, más allá de los campos de concentración, toda Polonia ha sido saqueada por los nazis: 500.000 obras de arte, quizás más. La cuenta nunca ha sido cerrada. Hoy ha llegado el momento.