Hay una confirmación de la inteligencia estadounidense, después de la ucraniana, y que sigue a las revelaciones del periodista israelí Mark Kotlyarsky sobre fuentes de médicos moscovitas. Vladimir Putin está más enfermo de lo que se podía imaginar, sufriría de un cáncer de páncreas, el más letal de todos, y todo estaría listo para una cirugía de emergencia en el centro especializado “Blokhin” de Moscú.
Desde hace tiempo se sospechaba de la salud del presidente ruso: la cara hinchada, la manta sobre las piernas que se puso durante el desfile del 9 de mayo en un día sin duda no rígido y a diferencia de las otras autoridades, los cambios de humor, las acusaciones públicas enfurecidas a terceros, la edad que no le favorece (cumplirá 70 años en octubre). Si las noticias se confirman, entonces las grandes maniobras en el Kremlin ya habrían comenzado. Lo que le sucedería sería el Consejo de Estado, al menos temporalmente.